La relación entre el cambio climático y la intrusión salina

Las aguas subterráneas son una de las principales fuentes de agua para la agricultura y para usos domésticos e industriales en todo el mundo. Sin embargo, estos recursos se encuentran en una situación crítica a causa de su extracción excesiva y a las posibles consecuencias del cambio climático y,  específicamente, en relación a la intrusión salina en los acuíferos costeros.

Existe un amplio consenso de que los principales efectos del cambio climático serán sobre en los recursos hídricos, incluidas las aguas subterráneas y los desastres naturales relacionados con el agua, como las inundaciones y sequías.

Incluso, estas incidencias podrían verse agravadas por acciones antrópicas, como el aumento de la extracción de agua subterránea, debido a la mayor frecuencia y duración de las sequías. 

 

La relación del cambio climático con la intrusión salina

El aumento del nivel del mar sería uno de los efectos más evidentes del cambio climático, junto a la prolongación de temporadas de sequía en algunos lugares. 

A causa de esto, el fenómeno de la intrusión salina en acuíferos costeros, consecuencia del cambio climático y particularmente del aumento del nivel del mar, sería uno de los mayores riesgos para las personas que viven y trabajan en zonas costeras, por lo que ha recibido especial atención de la comunidad científica en los últimos años.

Para entender esto, debemos considerar que los acuíferos costeros tienen una fuerte conexión hidráulica con el mar y que estos sitúan la interfaz salina a 40 veces la profundidad de la cota de agua dulce sobre el nivel del mar. 

Por lo tanto, si se produce un aporte de agua salada y el cuerpo de agua dulce no puede migrar, éste se reduciría afectando la cantidad de agua disponible.

Lo anterior, sumado al aumento sostenido de la población y de la demanda de agua potable, incrementan la vulnerabilidad del agua subterránea ante la intrusión salina y su posible aprovechamiento. 

 

La magnitud del impacto

De acuerdo a un informe sobre océanos presentado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el nivel del mar podría aumentar, en promedio, hasta en un metro dentro de 80 años si es que no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.

En base a esto, se han elaborado diversos modelos y escenarios para cuantificar el posible grado de impacto del cambio climático y cómo éste afectará la relación agua dulce-agua salada en los acuíferos costeros. 

Dichos modelos suelen cuantificar el avance de la intrusión salina considerando: 

  • Escenarios de ascenso del nivel del mar.
  • Incremento en el consumo de agua.
  • Reducción en la recarga natural de los acuíferos producto de las sequías.

De acuerdo con las simulaciones matemáticas realizadas por Carretero el año 2012 en un acuífero costero en Buenos Aires, para una zona con bajas elevaciones topográficas y en un contexto de aumento del nivel del mar y en la demanda de agua, se cuantifica un avance de la intrusión salina de más de 200 metros, utilizando un modelo de carga hidráulica constante (figura).

Como resultado de la simulación se muestra que una de las principales consecuencias sería la degradación del recurso. 

Gráfico muestra la penetración del mar en el continente a causa del aumento del nivel del mar por el cambio climático.

 

La importancia de una gestión eficaz

Para evitar este escenario que podría provocar el aumento del nivel del mar a causa del calentamiento climático, será necesario impulsar una gestión eficaz de los recursos hídricos. 

Una gestión que incorpore una visión global del sistema hídrico, de modo que su asignación y aprovechamiento permitan garantizar la sostenibilidad, tanto las aguas superficiales como las subterráneas, a largo plazo.

¿Estamos preparados para afrontar el cambio?

Fuentes: Carretero et al., 2012; Ghyben y Herzberg, 1901; Carretero, 2012.

Dejar un comentario

Aquist Una mezcla de aguas que contenga una fracción pequeña de agua salada, del orden del 3 a 4%, añade entre 600 y 800 ppm de cloruros al agua dulce, lo que en general supone que el agua resultante tenga una salinidad muy alta e inadecuada para la mayoría de los usos potenciales.Ahorro y Eficiencia Energética